Tratamientos inhalados en enfermedades respiratorias

Las enfermedades respiratorias, y especialmente el Asma y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), están aumentando en los últimos años en nuestro entorno. Son varios los factores que influyen en este hecho, entre los que cabe destacar la exposición al humo del tabaco y a contaminantes ambientales.

Por otra parte, la calidad de vida y la evolución clínica de los pacientes ha mejorado muchísimo en las últimas décadas. En el asma, por ejemplo, el objetivo actual del tratamiento es que el paciente pueda hacer cualquier tipo de actividad, sin restricciones de ningún tipo y sin síntomas. En este sentido, cabe recordar que hay deportistas de élite que son asmáticos, que pueden competir perfectamente con los que no lo son.

La mejora en la calidad de vida y en la evolución del Asma y la EPOC se ha debido a la incorporación de nuevos fármacos y dispositivos de dispensación de medicamentos por vía inhalada, que consiguen un efecto muy potente sobre la funcionalidad de la vía respiratoria, sin apenas efectos a otros niveles. Actualmente se pueden administrar dosis muy pequeñas de antiinflamatorios y broncodilatadores que llegan directamente a donde tienen que ejercer su acción y no pasan a la circulación general. Para conseguir el mismo efecto con fármacos administrados por vía oral o parenteral se requerirían dosis mucho más altas, con más efectos secundarios.

Por este motivo, para estos pacientes es muy importante aprender a usar correctamente los dispositivos de inhalación que tengan prescritos. Los dispositivos de inhalación se dividen fundamentalmente en dos categorías: inhaladores presurizados y de polvo seco. Los inhaladores presurizados generan aerosoles de partículas de tamaño muy pequeño y son muy eficaces para llevar el principio activo hasta la vía respiratoria.

Para usarlos correctamente, es preferible hacer siempre la inhalación a través de una cámara espaciadora, que consigue que el aerosol que se genera adopte un flujo laminar, que llega más profundamente al árbol respiratorio. Los aerosoles de polvo seco no necesitan cámara espaciadora y, también, son muy eficaces para llevar la medicación a donde es necesario administrarla. Los efectos de los fármacos administrados con uno u otro de tipo de inhaladores son los mismos, y la mayoría de los medicamentos se pueden encontrar en ambas presentaciones.

Cada paciente debe acostumbrarse a usar el dispositivo que mejor se adapte a sus circunstancias y preferencias, siguiendo las indicaciones de su médico. Por lo general, la forma correcta de administrar los fármacos por vía inhalada es hacer primero una espiración forzada para vaciar todo el contenido de aire del pulmón, cargar el dispositivo e inhalar profundamente el contenido del mismo. Tras esta inhalación hay que mantener la respiración unos diez segundos.

Finalmente, es aconsejable enjuagarse bien la boca con agua y un poco de bicarbonato disuelto, si el inhalador contiene antiinflamatorios. Hay algunas páginas web en las que se pueden encontrar consejos útiles y esquemas que explican el modo de uso de cada uno de los inhaladores.