Desde el nacimiento del primer bebé por Fertilización In Vitro, hace ya mas de cuarenta años, los progresos en este campo han sido, como en otros de la Medicina, extraordinarios, fundamentalmente de la mano de la tecnología. Así nació la denominada ICSI (Introducción del espermatozoide dentro del óvulo mediante microinyectores) y se está avanzando en el conocimiento del desarrollo y características de los embriones humanos durante las primeras horas y días. Llama la atención el gran incremento que se ha producido de la demanda de estas técnicas, sobre todo en el mundo occidental.
Actualmente se calcula que ya han nacido en el mundo más de 1.500.000 de niños gracias a ellas, lo que permite afirmar que son eficientes y seguras y que su demanda aumentará en el futuro. Sin embargo, no existe ningún procedimiento que pueda asegurar el éxito al 100%. Conviene pues, conocer algunos aspectos que justifican estos hechos y que preocupan a las parejas cuando no se obtiene el éxito esperado. Por ejemplo: La tasa de infertilidad de la especie humana se mantiene relativamente constante entre el 15-20% de las parejas que están en edad de concebir y desean descendencia. Lo que ha descendido es la tasa de natalidad, porque la edad del deseo de concebir se ha desplazado hacia edades mas avanzadas.
En 1987, en España, el numero de parejas con mujeres menores de 30 años que deseaban tener hijos era ocho veces superior a las de mas de treinta años y en estas mujeres de menos de treinta años la tasa de fecundidad es diez veces superior que las de mayor edad y en estas últimas, obtener un embarazo, aunque sea mediante T.R.A., es mas difícil. Esto se debe a lo que conocemos como “envejecimiento ovular” y disminución de la reserva ovárica de óvulos. Es un acontecimiento biológico que ha tardado millones de años en producirse tal y como lo conocemos hoy y de momento, no se puede controlar ni modificar. Los óvulos no se recambian a lo largo de la vida y, por tanto, los disponibles en cada momento tienen la misma edad que su portadora.
Esta es una de las razones por la que los embriones que se generan tienen más riesgo de anomalías genéticas (aneuploidías), cuanto mayor es la edad de la madre. El riesgo también afecta a los embriones generados por espermatozoides procedentes de hombres mayores, sobre todo a partir de los 50 años. Igualmente, las parejas que desean hijos en edades más tardías tienen más riesgo de haber contraído enfermedades como la endometriosis o secuelas de otras enfermedades que dificultan el embarazo y que a los 20 años no se habían producido. Actualmente, también sabemos que un porcentaje importante de hombres y por causas desconocidas, han sufrido un descenso claro en la cantidad y calidad de los espermatozoides.
Por esto y otras razones mas complejas (genéticas, metabolómicas, etc.), aunque se haya progresado mucho en este campo, debemos ser prudentes a la hora de informar y aconsejar a nuestras parejas para no crear, ni crearnos falsas expectativas, con las secuelas de estrés y frustración que puede producirnos no alcanzar nuestros objetivos. En resumen, aunque disponemos de potentes medios para ayudar a las parejas que desean descendencia mediante las Técnicas de Reproducción Asistida, todavía queda mucho por hacer en cuanto a efectividad, seguridad y manejo de células germinales (gametos), embriones, implantación etc. No obstante y afortunadamente, más de 400 niños sanos han nacido ya en la Unidad de Reproducción Asistida de Clínica Inmaculada durante los últimos 15 años.